martes, 10 de octubre de 2017

Aprendiendo a Prácticar Parkour


Era una tarde soleada, bonita y fresca, de esas tardes en las que me gustaba correr con mis amigos por las calles y callejones de mi barrio, de esas tarde en la que mi cuerpo pedía que me moviera, no podía quedarme quieto, tenía que brincar, correr o sentir un poco de adrenalina, tenía que estar riendo o endulzando a mis amigos de alegría. Era una tarde en donde de un juego pasó a ser lo que marcaría mi vida. Al inicio éramos muchos, compartíamos ese gusto de mantener nuestro cuerpo en constante desplazamiento, éramos muchos que como manada corríamos por las aceras de nuestro barrio y esquivábamos hasta el mínimo obstáculo con un breve salto, un libre o un ladrón, movimientos con los que empezamos a conocer el Parkour. El desplazarnos, el movernos, el hecho de no quedarnos quietos eran los motivos para ir a casa de nuestros amigos para convidarlos a saltar, a practicar lo que pasó de ser seguimiento a lo que ahora llamamos Parkour.

1 comentario:

  1. Es cierto, el Parkour ha sido muy estigmatizado por la sociedad tratando a sus practicantes de gamines y delincuentes, sabiendo que los muchachos que practican esta disciplina buscan apropiación de espacios de la ciudad que son marginados y abandonados, ellos solo le dan vida a esos lugares

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